
Confieso que las fotos en las que la protagonista es una niña son una de mis debilidades. Sobre todo, cuando implican esperanza y coraje a pesar de los contratiempos. Se trata de una actitud que acerca una imagen de México a una de Afganistán cuando la idea es reflejar el espíritu de un país más allá de las bombas, la pobreza y las reuniones políticas. A veces, en la mirada de una de esas niñas se puede intuir hacia dónde va un pueblo.

A pesar de la distancia, ambas fotografías contienen un punto optimista, de paso al frente, de cierto enfado por lo que les rodea. Cuando se dice que los jóvenes son la esperanza de un país, se deben de referir a algo parecido a esto.